11 de Julio (oneshot)

Pues un dia tarde porque pretendia subirlo ayer por el cumple de Shige.. pero bueno, aqui esta de todas formas este fic que escribi hace justo dos años ^^  antes de leer, quiero explicar a quien lo lea y no lo haya leido ya, que quise escribir este fic porque yo misma me enfade con Keii por no haber estado en el cumple de Shige hace dos años XD  la idea se me ocurrio despues de leer la entrada tan depre que Shige escribió en su jweb diciando a cada momento que esperaba que Keii saliese dandole la sorpresa.. pero él estaba trabajando y no pudo asistir ^^u asi que salio esto que leereis a continuacion ^^  para als amantes de Koyashige y para las que no tambien ^^

11 DE JULIO

Resumen: Creo que con lo que escribi en mi comentario es suficiente resumen, el fic no es tan largo como para mas ^^U

Autor: Saiikeiilove

Pareja: Koyashige

Genero: Romantico

Advertencia: Ninguna

11 de Julio de  2010... justo el día en que Kato Shigeaki cumple 23 años, un día que resultará por más especial. O eso espero...

Acabé de arreglarme mientras mostraba mi mejor sonrisa al espejo. Esa noche iría a cenar con unos amigos de la universidad a un restaurante para celebrar mi cumpleaños.

-Estoy listo.- me dije a mi mismo justo antes de alcanzar móvil, cartera, llaves, y salir de casa.

Tomé un taxi hasta el lugar indicado, y una vez allí, mis amigos me esperaban sonrientes y recibiéndome con más de un “tanjoubi omedetou”.

-¡Arigatou gozaimasu!- hice una reverencia y discretamente miré a mi alrededor.

Los chicos de la uni... pero ¿y Koyama? No estaba entre ellos. Sonreí divertido; seguro debía estar esperando dentro para darme la sorpresa. ¿Al muy baka no se le ocurrió algo mejor?

Entramos al local y ya andaba preparándome para decirle un “sabia que estarías aquí”, cuando no lo vi por ningún lugar. ¡Baka Keii! ¡Yo le había preparado una fiesta de cumpleaños en su casa un par de meses antes! ¿Por qué él no estaba allí? ¡Me lo debía!

-¿Estas bien Kato-kun?- me preguntó un amigo cercano.

-Si, estoy bien.- puse mi mejor sonrisa y me dispuse a divertirme con ellos.

Cenamos entre risas, divirtiéndonos... y realmente, pensé que en cualquier momento aparecería Koyama con mi tarta de cumpleaños.. pero ni Koyama ni la tarta aparecieron.

Al par de horas salimos de allí, y los chicos me invitaron a otro local; uno que había abierto un conocido nuestro.

Entonces sonreí ampliamente; ¡allí estaría Koyama y mi tarta de cumpleaños! Y efectivamente.. hubo tarta de cumpleaños, pero no hubo Koyama.

¿Qué demonios le había pasado? ¿Por qué había faltado a mi fiesta de cumpleaños? Aquello estuvo dándome vueltas en la cabeza durante toda la noche; aun cuando me divertía con mis amigos. ¡Koyama era un baka! ¡Me lo debía!

La fiesta acabó bien entrada la noche y el taxi me dejó en casa ya de madrugada después de haber bebido un poco más de la cuenta.

Aun en casa, estando solo, tomé una copa más sentándome completamente deprimido en el sofá.  Era realmente extraño que Koyama no hubiera aparecido.. aunque a decir verdad, él me había dicho un par de días antes que no podría pasar el día de mi cumpleaños conmigo.. 

“No importa, se que estás ocupado” eso fue lo que le respondí aquel día con una amplia sonrisa; recibiendo otra sonrisa por su parte. Pero sinceramente, había pensado que se trataba solo de una mentira para sorprenderme luego en la fiesta.

-Kato-baka-san... te dijo que no podría estar...- me repetí a mi mismo, fastidiado por aquello.

Realmente lo había pasado bien con mis amigos y se lo agradecía... pero Koyama nunca había faltado a mi cumpleaños, ¡aun cuando lo habíamos celebrado años atrás con mis compañeros de universidad! Como el año anterior que ambos acabamos poniéndonos camisetas con la cara del otro impresa. Sonreí recordando aquello y tomé de mi copa.

Trabajo, asuntos familiares, otros compromisos... aun así, ¡no le perdonaba que no hubiera estado en mi cumpleaños! Ahora mis 23 años recién cumplidos parecían seguir siendo 22... no había cambiado nada, o quizás algo si...

A la mañana siguiente, mi móvil sonó con insistencia. Era Koyama, lo sabia por la melodía de “murarisuto”.

Me moví quejándome, dándome media vuelta en el sofá. Un momento..¿cuando me había quedado dormido en el sofá? Me incorporé un poco sintiendo dolor de cabeza, había bebido de más y ahora sentía una fuerte resaca.

-Chotto matte...- refunfuñé antes de contestar la llamada.

Pero ya se había cortado. Suspiré pesadamente mirando el móvil; ¡Koyama había llamado como 6 veces en toda la mañana! Y al momento, llegó un mensaje de texto.

///¡Shige!¡ Feliz cumpleaños! ^^ siento no haber podido celebrarlo contigo anoche, ¡pero te prometo que te lo compensaré! ¡Ten un buen día!///

Sonreí con ironía tras leerlo y dejé el móvil a un lado sin prestarle más atención. ¡Estaba muy cabreado con Koyama! Aunque más que cabreado, quizás me sentía deprimido.

A decir verdad, ni siquiera estaría esa noche en su programa de radio como invitado.. las cosas parecían estar cambiando; acabándose en cierto modo.

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Pasaron un par de días, ya anochecía y volvía a casa directo del trabajo. Felicitaciones por mi cumpleaños y por el final de Troubleman, el cual Koyama ni se había molestado en acabar de ver al parecer... al menos no tenia noticias sobre si le había gustado o no...  y de nuevo, vuelta a casa.

Pero justo cuando salí del ascensor y buscaba mis llaves para entrar en casa, alcé la mirada viendo a Koyama sentado en la puerta.

-¿Koyama? ¿Qué haces aquí?- le pregunté un poco frío, yendo directamente a abrir.

-¡Shige! Por qué no has contestado a mis mensajes ni a mis llamadas?- aquello fue lo primero que preguntó.

Le miré; se veía ¿preocupado? Suspiré y abrí la puerta. Me quité los zapatos entrando en casa y Koyama me siguió haciendo lo mismo.

-No he tenido tiempo, gomen Koyama.- me disculpé sin mirarle; como si él fuera la verdadera victima de que no asistiera a mi cumpleaños.

Entré en la cocina dejando allí la bolsa de la compra, poniendo seguidamente agua a hervir para preparar un delicioso té.

Koyama no dijo nada... solo le vi ahí parado en el salón cuando salí de la cocina ya con el té listo. Me estaba mirando algo serio; de nuevo con esa expresión preocupada y quizás un poco entristecida. Y entonces me preguntó...

-¿Qué ha pasado Shige?- me preguntó calmado, siguiéndome como si fuera un perrito en busca de atenciones.

-Nada.- sonreí y fui al sofá sirviendo para ambos.

-No me digas que nada... te conozco desde hace años y se cuando algo te pasa.-  desvié la mirada cuando dijo aquello y entonces de reojo, vi como sacaba su móvil.  –mitte...- me mostró mi ultima entrada de mi blog, la de mi cumpleaños.

-¿Qué pasa con eso?- le pregunté sin darle mayor importancia.

-¿De verdad esperabas que aquello fuera cosa mía? ¿Que te organizara una fiesta sorpresa?- preguntó aquello y solo pude guardar silencio...

¿Qué podía decirle “si, eso esperaba” cuando ya lo había dejado claro en mi blog? Solo pude forzar una sonrisa y tratar de bromear sobre eso.

-Me lo debías, yo te organicé una fiesta ¿ne?- por un momento costó mantener la sonrisa; aquello realmente me tenia mal y me estaba dando demasiada cuenta de ello.

-Pero... te avisé, te dije que no podría estar Shige...- repitió aquello y mi sonrisa se fue. –gomen ne... de verdad quería...- no le dejé acabar de hablar cuando fui yo quien tomó la conversación.

-Ya da igual Koyama, no estuviste y no tiene más importancia.- me levanté y me fui de nuevo a la cocina.

Simplemente quería que no me viera así, a punto de llorar. Pero ¿por qué? ¿Por qué me afectaba tanto? ¡Ya sabia lo que había entre nosotros! Éramos más que amigos, si, pero eso no quería decir que él tuviera que estar forzosamente en mi cumpleaños cada año, menos si tenia algo más que hacer.

-No, no da igual Shige.- Koyama dijo aquello y me volví a mirarle de inmediato.

No me di cuenta de cuando empecé a llorar... hasta que él no pasó sus dedos por mis mejillas secando las lagrimas.

-¿Crees que porque ahora te disculpes van a cambiar las cosas?- le recriminé ante su expresión de sorpresa; aun así, igual de amable que siempre.

Rápidamente me di media vuelta sin poder aguantar las ganas de llorar... hasta que sentí que Koyama me abrazó de una forma tan dulce, tan suave, que no tuve el valor ni las ganas para apartarle de mi. De nuevo Keiichiro conseguía que me rindiera ante él.

-No llores Shige...- susurró aquello en mi oído y solo pude sentirme un autentico idiota. -de verdad intenté estar en tu cumpleaños, créeme..-  me giró en aquel abrazo hasta que quedamos frente a frente.

Por un momento bajé la mirada. Me estaba sintiendo demasiado egoísta... pero yo realmente había deseado que él hubiera estado allí, conmigo, celebrando mi cumpleaños como siempre habíamos hecho.

-Eres un baka...- sollocé en su abrazo y supe que él me sonreía.

-No me he olvidado ni un solo momento de tu cumpleaños, así que no llores más.-  y alzándome la mirada  para encontrarme con la suya, me besó.

Sus besos... sabían como siempre, sus manos comenzaban a desnudarme como siempre, y su sonrisa era la misma que siempre. Nada iba mal ¿verdad? Nada cambiaba... él mismo me lo estaba haciendo ver así, tan solo con sus acciones.

Me llevó a la habitación entre besos, quitándonos la ropa con algo de prisa y acabando por caer enredados entre las sabanas. Entonces le miré y acaricié su mejilla al sentirme desnudo debajo de su cuerpo; así como muchas veces había estado ya.

-No se va a acabar ¿ne?- Koyama me sonrió ante mi pregunta, ante mi sonrisa algo temerosa...

Y sin decir nada, volvió a besarme de aquella forma tan dulce, tan calmada... de aquella forma que me hacia desesperar y desear más de él.

Besos, caricias, nuestras respiraciones agitadas y aquellos suaves jadeos que siempre acababan tornándose en sonoros gemidos de placer...  así pasamos la noche; desnudos entre las sabanas, sintiéndome completamente suyo una vez más... 

A la mañana siguiente, los rayos del sol y un delicioso olor a café mezclado con el aroma del champú de Koyama me despertaron.

-Ohayou...-  su voz me despertó mientras sus manos me regalaban suaves caricias sobre mi espalda.

Le miré tras abrir los ojos, y sonreí cuando me encontré con su sonrisa justo a mi lado.

-Ohayou...- me incorporé quedando sentado en la cama, viendo una bandeja con un montón de comida sobre la mesita. –¿Y esto?- le pregunté sorprendido.

-Un desayuno especial para alguien especial.- esa fue su respuesta más una nueva sonrisa.

Le miré mientras servia el café recién hecho. Aun podía sentir sus besos, sus caricias, su cuerpo sobre el mío haciéndome suyo... pero él no había contestado a mi pregunta de la noche anterior... “No se va a acabar ¿verdad?”

-Esto... Koyama...- me miró enseguida y solo pude reírme al ver su expresión de baka. –es solo qué... ya sabes como me gusta el café.- sonreí y él hizo lo mismo.

No le volvería a preguntar. Ya sabia que lo nuestro era especial, algo lejos de una amistad normal y corriente entre dos chicos. Y por una vez que Koyama no había podido estar en mi cumpleaños, no dejaría de ser especial ¿no?

-Tanjoubi omedeto Shige-chan.- me sorprendió con sus palabras, y sentí como colocaba algo alrededor de mi cuello.

¿Un colgante? Lo alcancé con mis dedos y miré el objeto; un bonito anillo de plata ensartado en una fina cadena de igual material. Dentro del anillo, alcancé a ver una inscripción; simplemente las iniciales de ambos nombres.

-Koyama, esto... ariga...- me silenció con un corto beso y solo me quedé mirándolo.

-No se va a acabar.- me lo aseguró con una sonrisa y yo solo pude asentir sintiéndome algo avergonzado.

Así que no había nada raro, no nos estábamos distanciando, no cambiaria nada entre nosotros... aquello me alegró y me hizo sentir tranquilo.

-Ahora si me siento un chico de 23 años.- sonreí viendo la expresión confundida de Koyama. -vamos a desayunar, ¡hay mucho trabajo hoy!- le advertí y él asintió.

Animado comencé a comer; Koyama había conseguido que mi cumpleaños fuera especial... quizás no con una fiesta sorpresa, quizás no en una reunión con amigos el mismo día de mi cumpleaños...  pero después de todo, poder celebrarlo con él de una forma o de otra, era lo que realmente me hacia feliz. 

FIN